Las revistas
En los años que van de la República Liberal (1930 - 1946) al Frente Nacional (1958 - 1974) las mujeres se lanzaron a la producción de una prensa propia y pusieron en el centro del debate público los intereses femeninos, casi siempre con un carácter político de variadas tonalidades. En este contexto, algunas de las revistas destacadas fueron Mireya (1943 - 1947), Agitación Femenina (1944 - 1946), Mundo Femenino (1953 - 1956), Verdad (1955) y Mujer (1962 - 1972).
Éstas se erigieron en trabajos editoriales autónomos y plataformas políticas, educativas, cívicas y artísticas. Además, propiciaron un espacio de reflexión sobre la vida privada, la salud, la belleza, la maternidad y la familia como aspectos constitutivos de una feminidad que se legitimaba como sustento de una nación colombiana con necesidad de renovación luego de los períodos de violencia política.
Agitación Femenina
En 1944 nació Agitación Femenina, bajo el liderazgo de Ofelia Uribe de Acosta. Luego pasó a manos de Lucila Rubio de Laverde, quien participaba activamente en la revista desde sus primeros números. Ambas se destacaron por su compromiso con la lucha por los derechos sociales y políticos de las mujeres. Así, la publicación fue fiel reflejo del talante de mujeres militantes, cosa que para la época de fundación de la publicación se hacía muy notorio.
Agitación Femenina fue, pues, una de las más vehementes plataformas de expresión pública de opinión femenina de mediados del siglo XX colombiano. Sus posturas eran claramente contestatarias para su momento y, aún para el siglo XXI, serían llamadas como progresistas y feministas. La ironía, la burla y el relato de la caricatura fueron sus formas propias de confrontación, así como el debate entre colaboradoras y lectoras.
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Consulte en línea el archivo de esta publicación en la Biblioteca Digital Feminista "Ofelia Uribe de Acosta", de la Universidad Nacional de Colombia o en la Biblioteca Nacional de Colombia.
Mireya
Fundada en 1943 por Josefina Canal de Reyes y alimentada inicialmente por la pluma de Mercedes Triana de Castillo, Mireya le apostó a la renovación de un espacio para las mujeres en el circuito de las publicaciones periódicas de su momento. Experiencias anteriores de revistas femeninas como las de Letras y encajes (1926), Hogar y patria (1935), Alboradas (1937) y Aurora (1941), entre otras, le habían abonado el terreno. Sobre los modelos propuestos por éstas, la publicación logró ampliar el repertorio de historias, artículos y narrativas periódicas para el público femenino.
Ese repertorio amplificado habló no sólo de un tipo de mujer con capacidades intelectuales, sino también económicas; de una mujer no sólo involucrada en el devenir de la nación colombiana, sino también en el de las naciones extranjeras; de una mujer activa en múltiples frentes de su vida. Otra de sus grandes particularidades fue el efectivo e incesante lobby financiero, liderado principalmente por Canal de Reyes y con el que se logró el sostenimiento de la publicación.
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Consulte el archivo en línea de esta publicación en la Biblioteca Digital Feminista "Ofelia Uribe de Acosta", de la Universidad Nacional de Colombia.
Mundo Femenino
Mariaurora Escovar fundó Mundo Femenino en 1953. La revista nació en medio de la esperanza de superar la violencia colombiana de mediados de siglo XX y para dar empuje a las iniciativas que, desde la década anterior, las mujeres venían planteando para favorecer su participación política y social en el país. Su directora y equipo de trabajo se empeñaron de manera persistente en extender el proyecto a la radio, hasta convertir Mundo Femenino en un espacio no solo escrito sino radiofónico para el público colombiano.
Periodísticamente, Mundo Femenino impuso una crítica a las formas tradicionales de escritura y política de la prensa, articulando argumentos de género que indicaban que el periodismo femenino superaba en términos morales y profesionales al periodismo dominante, típicamente masculino. En esa crítica, Mundo Femenino se mantuvo como un espacio de resistencia de cara a los moldes impuestos por la prensa nacional.
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Consulte el archivo de esta publicación en la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República
Verdad
Una década después de su trabajo en Agitación Femenina, Ofelia Uribe de Acosta retomó la empresa de la escritura y publicación periódica para fundar Verdad (1955). La noticia, la crónica y la opinión caracterizaron la publicación y las historias que Uribe de Acosta y sus colaboradoras escribieron sobre mujeres en Colombia. Así como Verdad, Agitación Femenina se convertiría en un bastión de la lucha por la participación pública de las mujeres.
Sus temáticas, sin embargo, no se restringieron al activismo político. Verdad cubrió las historias noticiables sobre el trabajo de las empleadas de oficina, las empresarias, las beneficiarias en las casas de servicio comunitario y social y, por supuesto, las que ingresaban a la política institucional. Bajo otra lente, distinta a la de Agitación Femenina, Uribe de Acosta continuó exigiendo la ampliación de las fronteras para una mayor participación femenina en la Colombia del momento.
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El archivo de Verdad es una donación de la investigadora Lola Luna.
Mujer
Diez años después de haber trabajado para El Espectador, Flor Romero de Nohra fundó Mujer, en 1961. La revista marcó un nuevo camino para las publicaciones femeninas, no solo buscando ser un foro de participación para las mujeres, sino apostándole a convertir la revista en un medio innovador narrativamente, y perdurable y sostenible económicamente. Romero de Nohra anheló que Mujer compitiera con otras grandes publicaciones del periodismo colombiano de la década del 60.
La revista tenía secciones especializadas de noticia, análisis y ocio. También incorporó un número significativo de piezas de fotoperiodismo y fotoensayo, con la participación de reconocidos de la fotografía. Esto era inédito para las publicaciones de mujeres hasta entonces. Además, se concentró en el cubrimiento de temas de actualidad como la reforma agraria desde la óptica femenina, armando una agenda periodística propia.
En sus diez años de existencia, la revista logró una circulación amplia y una base de lectores fieles entre hombres y mujeres, con quienes la dirección se correspondía asiduamente. Al igual que sus antecesoras, Mujer estuvo financiada por la publicidad y las suscripciones, pero su dueña intentó lanzarse a un proyecto mayor: la creación un taller editorial con tecnología del momento offset, donde se ofrecían trabajos de impresión de carátulas de discos, volantes, tarjetas y otros artículos de distribución impreso y comercial. Aunque fallido, con la propuesta del taller se demostró su insistencia por buscar formas de darle autonomía económica a la revista, así como su interés por construir un robusto proyecto editorial y mediático.
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Consulte el archivo de esta publicación en la Biblioteca Luis Ángel Arango del Banco de la República